En su búsqueda por espacios para explorar la producción orgánica, Carolina Sánchez, gerente de Shanantina, se encontró con un producto que llamó su atención: el sacha inchi. Los letreros en distintas parcelas constantemente repetían ese nombre, despertando su curiosidad y llevándola a descubrir el potencial del conocido “maní del inca”. Con una determinación inquebrantable por aprender más sobre este cultivo, Carolina y su equipo se establecieron en Lamas, San Martín, donde enraizaron sus sueños y comenzaron a construir los cimientos de lo que hoy es Shanantina.
Iniciaron como acopiadores, trabajando en estrecha colaboración con los productores locales que compartían su entusiasmo por el sacha inchi. Para consolidar su empresa y llevar su producto al mercado internacional, impulsaron propuestas innovadoras para fortalecer la asociatividad entre los pequeños productores. Con esto marcaron un hito en su historia y expandieron su línea de productos incluyendo aceite de sacha inchi y snacks.
El rápido crecimiento de la demanda para exportación significó un reto: aumentar su capacidad exportable. Para alcanzar estos nuevos horizontes y aumentar su productividad sin expandir la frontera agrícola y mantener la producción orgánica, aplicaron a la Alianza Empresarial por la Amazonía. «Este grant ha sido un gran apoyo para nuestros productores, y estamos muy agradecidos porque nadie apostaba por el sacha inchi y fueron ustedes quienes decidieron fijarse en esta cadena», menciona Carolina, después de reflexionar sobre los resultados que han conseguido.
Uno de estos logros, con el apoyo de la ONG Mecanismos de Desarrollo Alternos (MDA) como socio implementador y el financiamiento de la Alianza Empresarial por la Amazonía, es la construcción de un centro de acopio que cuenta con espacio suficiente para motivar la diversificación de productos como la harina y el almidón de yuca o los ajíes. “Nos ha pasado de todo”, cuenta Carolina, “teníamos pedidos y de repente por la lluvia se caía un pedazo del almacén anterior y se llevaba algunos sacos. Esa imagen se me viene a la cabeza con la desesperación que estábamos perdiendo producto y dinero. Por eso, ahora ver un centro de acopio y ver a los productores utilizándolo y cultivando diversos productos, me enorgullece”.
El sacha inchi ha demostrado ser una cadena productiva que promueve el desarrollo, genera empleo para hombres y mujeres, protege la biodiversidad y fomenta un estilo de vida saludable. Desde el principio, Carolina y su equipo se han esforzado por cumplir con normativas nacionales e internacionales, incluyendo prácticas de conservación que, como destaca ella ya forman parte del ADN de los productores y sus familias, quienes se esfuerzan por trabajar de manera responsable, sin deforestar, evitando el uso de agroquímicos y preservando la calidad orgánica del producto.
Gracias a nueva tecnología y asistencias técnicas del proyecto, los agricultores locales han asumido la responsabilidad de mantener vivos los bosques mientras cultivan bajo estándares ambientales, mejorando la calidad de sus productos, aumentando la cantidad de materia prima que generan y disminuyendo los plazos de producción.
La conservación es una constante en la vida de Shanantina y los productores, quienes han despertado el interés de futuras generaciones que ahora ven en la agricultura más que un medio de subsistencia, sino como una oportunidad para transformar los productos con altos estándares de calidad y proteger la biodiversidad que les rodea.
Bellavista, Picota y Leoncio Prado son algunas de las localidades donde Shanantina deja una huella positiva y, además, se enriquece de sus conocimientos. Este grant es un inicio que les ha permitido ampliar sus horizontes. Carolina Sánchez sueña con un futuro sostenible: «Tenemos la esperanza de que nuestra historia inspire a otros a explorar nuevas fronteras en el mundo de la producción orgánica y el comercio justo».
"Tenemos la esperanza de que nuestra historia inspire a otros a explorar nuevas fronteras en el mundo de la producción orgánica y el comercio justo".
El legado de conservación y prosperidad de Maullori Cainamari
Gran parte del éxito de Shanantina es la valiosa colaboración con los pequeños productores y su firme compromiso con la calidad y la sostenibilidad.
Anteriormente, Maullori Cainamari Cahuaza, productora de la asociación MAPRIDEX, enfrentaba una situación difícil: «Trabajar en la ciudad y ser madre soltera de dos niños es complicado; buscaba sobresalir para mantener a mis pequeños y estar presente», recuerda. Fue entonces cuando decidió trasladarse a la Amazonía y hacerse cargo de sus propias tierras. Con gran entusiasmo, comparte: «Decidí dejarlo todo y venir aquí. La situación que encontré con el cultivo del sacha inchi me motivó».
El apoyo brindado por la Alianza Empresarial por la Amazonía ha sido fundamental para ella y su familia en su camino de formación como productora. Uno de los desafíos que enfrentaban era la falta de espacio adecuado para almacenar y procesar sus cultivos. Maullori menciona que el almacén que tenían era pequeño y estaba en medio de una calle del pueblo, lo que a menudo resultaba en dificultades como desalojos. Sin embargo, gracias al centro de acopio diseñado por el proyecto, ahora cuentan con un espacio apropiado para almacenar sus productos, además de permitirles incursionar en otros cultivos, como la yuca y la cúrcuma.
La calidad de los productos orgánicos que Maullori y los demás agricultores ofrecen es uno de sus mayores orgullos. Gracias a la asistencia técnica y tecnología proporcionada, su producción es más eficiente, y ha mejorado su calidad para obtener una certificación para exportación. Y mientras ella describe cómo aprendió a usar la moto guadaña para reemplazar el machete, lo cual sorprendió a muchos, Maullori reafirma constantemente el aprendizaje más importante: cuidar el medio ambiente, evitar la tala de árboles y no contaminar su entorno, porque «mientras más árboles haya, más vida habrá».
La historia de Maullori es un testimonio vivo de cómo el compromiso con la sostenibilidad, la calidad y la conservación puede transformar vidas. A través de la asociación y el apoyo recibido, confía en que podrán alcanzar sus metas y seguir creciendo.
El proyecto logró fortalecer y brindar sostenibilidad a la cadena de valor del sacha inchi, incrementando la capacidad de planta de la empresa. Para alcanzar este objetivo, instalaron nuevas líneas de transformación para crear más oferta exportable, con valor agregado, de los productos de la biodiversidad amazónica con los que cuentan los productores socios de Shanantina.
La Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID), el Gobierno de Canadá y Conservación Internacional vienen impulsando la Alianza Empresarial por la Amazonia, una nueva plataforma que busca promover negocios sostenibles y facilitar las condiciones para que las inversiones sostenibles crezcan en la Amazonia del Perú.
Convenio busca promover los ecos y bionegocios incorporando enfoques de sostenibilidad y conservación en la economía regional.
Cuando pensamos en la viabilidad de los negocios sostenibles tendemos a considerar dos aspectos importantes, la rentabilidad financiera y el impacto ambiental, pero no son los únicos.
La Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID), el Gobierno de Canadá y Conservación Internacional vienen impulsando la Alianza Empresarial por la Amazonia, una nueva plataforma que busca promover negocios sostenibles y facilitar las condiciones para que las inversiones sostenibles crezcan en la Amazonia del Perú.
Convenio busca promover los ecos y bionegocios incorporando enfoques de sostenibilidad y conservación en la economía regional.
Cuando pensamos en la viabilidad de los negocios sostenibles tendemos a considerar dos aspectos importantes, la rentabilidad financiera y el impacto ambiental, pero no son los únicos.